domingo, 29 de enero de 2006

Hacer el Amor....


Ella y yo hacíamos el amor diariamente. En otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados hacíamos el amor igualmente. Por ultimo los domingos hacíamos el amor religiosamente. Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto y por teléfono, de primera intención y por ultima instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como ultimo recurso.

Hicimos el amor por osmosis y por simbiosis y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente.

Pero también hicimos el amor, yo a ella y ella a mi es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba en la mitad de un orgasmo y yo no podía llenarla entonces hacíamos el amor lastimosamente. Lo cual no tiene nada que ver con las veces que yo creía que no iba a poder y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir y no sentía. Decíamos entonces que hacíamos el amor aproximadamente.

Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche, con la luz encendida o de día, con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa.

Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío.

Y, cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.

Para envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente.

Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente.

Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente..

Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente.

Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando.

Y, sobre todo, y por la simple razón de que yo lo quería así y ella también... hacíamos el amor voluntariamente.



Fernando Del Paso



----------------------------------------------------------------------------------

Gracias Anita por hacerme conocer estas palabras...se deben a tí.....

miércoles, 18 de enero de 2006

Ayer...

No sabremos nunca en que momento nos hacemos más insensibles, solamente ocurre, como de a poco, sin que nosotros queramos. Jamás estamos tan lejos de nosotros como en ciertos instantes... ¿Será que la capucha negra nos empuja unos pasos más allá, donde no teníamos pensado ir, y nos invita a pisar esa ciénaga de lamento y ausencia, en donde todo parece tan irreal y a la vez es tan "dolor" que no podemos más que separarnos de nosotros mismos para no caer al pasto? Y... la realidad nos pega, nos acaricia con una sombra, nos pega estando quieta y nos manda a dormir temprano, mañana será otro día dicen los que saben. Los que saben que mañana es otro día, y que por más que intentemos otra cosa va a seguir siendo una invariabilidad del tiempo sobre nosotros. Nosotros que nos creemos tan listos, ¿Estaremos listos para comenzar de nuevo?...Ya lo creo.... pero ahora ya no sé lo que creo.... Sólo sé que ya no creo ahora muchas de las cosas que nunca creí. Y para empezar de nuevo por ahí no está tan mal. Es un intento... como el mañana, que quizás es el intento que hace el hoy, un hoy que tiene un ayer feo, un ayer malo, pegador y sobretodo real.