domingo, 14 de mayo de 2006

Paragüas.















Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas.


Crayón sobre la mesa. Figuras desprendiendo cárceles de yeso. Las enfermedades encontrando opiniones, un mes de diligencias para Doña Parca, que la muy vieja se anima a recitarle poemas a las flores de sus esclavos intranquilos.
Amores como panacea y las rodajas yaciendo boca abajo sobre la mermelada. Dos conspiraciones invitando al desnudo del alma, al veto de la ciencia y al juego de los extraños. Situaciones aparentemente reales, catarsis de lágrimas cayendo libremente hacia el cenicero repleto e indiferente.
Pues es que no. No crucé la calle cuando debía retornar a la vida placeba y no silbé las melodías de la ausencia por el tiempo suficiente para quedar a salvo de esa metáfora sentimental que llamamos conciencia. No busqué la puerta desde la calle, solo había en mis espaldas una escalera en donde no se divisaba el primer escalón y con espejismos flotando cual ruta de verano en plenas vacaciones infantiles.
Es que ya no nos reunimos a mediodía en la esquina del viento.

Después, ante los ojos tristes y sin espejos. Nublando el concierto. Has de llegar a donde por esas cosas del frío no fuimos, repartiendo recuerdos, casas, cartas y lágrimas de ausencia no contraida. Voces cercanas, planes de magia y trucos de viaje. ¿Acaso después de todo aún estás allí?¿Pedirás consuelo al tiempo?¿Dormirás pensando en la noche?.

Si las palabras que bailan en el borde de la mesa cayeran, los puntos, unos con las comas y otros con los signos se perdieran...junto con esas migas y las arvejas rodando, quizás nos encontríamos con unas letras que negarían la existencia de su pasado, asimilando las formas de una jungla de zapatillas, zapatos, patas y pelusas.

Contenido en los márgenes de una tolerancia social, Ludmila razona y siente, siente y razona los preambulos a un bostezo que disimula el dique ocular. Se predispone a llorar la pérdida del pañuelo, absorta por la incongruencia de las consecuencias su lágrima primera asoma gris y estimulada por la fuerza de su sombra y el poder de sus seguidoras. Quiere ver el mundo que Ludmila quiere ocultar, siente utópicamente que el pañuelo vendrá a salvarla del suelo frío y las arvejas verdes peludas. Contrae el pecho y Ludmila comienza a sentirse libre y solitaria. Cae sin paracaidas boca arriba mirando el rostro tenue y brillante de su creadora. Pregunta dónde a quedado el calor del mundo mientras una mano roza su cuerpo y la abraza respondiendo su pregunta. Comienza a evaporarse lentamente, sin pereza y desaparece.
Ha pasado tiempo, Ludmila ya no cree en los pañuelos, ya no los usa, al igual que los paragüas.

sábado, 13 de mayo de 2006

Oda a la vendedora de perfumes

...mo?
...sias... umo?
oasias...
umo, señor? nono
fumo?
...
perfumo señor?
perfumo?
¿Te perfumo? ..Nnn, gracias...
¿Te perfumo?¿Te perfumo?
¿Te perfumo?


¿Te perfumo?¿Te perfumo?¿Te perfumo?

¿Te perfumo?¿Te perfumo?¿Te perfumo?

¿Te perfumo?... ¿Te perfumo?
¿e erfumo?¿...fumo? ...as...
...umo?
...mo?

jueves, 4 de mayo de 2006

Gang-bang*


Hay cerca del Damm
cuatro putas que bailan un vals
detrás del cristal,
y se puede sentir
el sudor fuerte desde Berlín.

Tú allí, en soledad,
una lluvia muy fina golpea tu cara,
resbala en tu piel y a la vez
se ilumina un cartel ofreciéndote
libertad y sordidez,
todo a un precio que un hombre moderno
ha de ser capaz de pagar
una vez que la noche echa a andar.

¿No lo ves? Tu carne es más pálida.
¿No lo ves? Tu alma es más gris.
Si no pierdes al fin la razón
sabrás que no hay más que una solución:
¡Cas...tra...ción!

Y todas las cosas que hice mal
se vuelven hoy a conjurar contra mí.
¿Cómo habré llegado a esto ...?
No lo sé,
... tan lúcido y siniestro...
pero sé que no lo sé...

Y un hombre de traje me invita a pasar...
¡Gang-bang!

Y ves desde tu hotel
aguas quietas igual que papel de plata,
y el viento arrastra el olor
de la pérfida enana marrón.
Mira que tú fuiste el rey,
con tu cetro en la mano
y los ojos clavados en gente
que sabes que no... no llegarás a conocer
ni aunque vivas mil años
y el cielo se postre a tus pies,
pero su mirada no se despega de tu pantalón...

Y echas a andar por la ciudad
y atraviesas un nuevo canal.
Huyes del rojo y azul del neón,
vas en busca de algo que huela distinto al amor...

Y si viviera una vez más,
¿me volvería a equivocar otra vez?
Sí, no te quepa duda (no...)
hasta la locura
y hasta el dolor.

Y un hombre de traje me invita a pasar...
¡Gang-bang!

(Nacho Vegas)

*Nota: Sé que solemos poner producciones personales aquí, pero bueno, espero se me permita este desliz. A veces hay cosas mas fuertes que uno y resulta que alguien ya las ha escrito por nosotros.