sábado, 15 de septiembre de 2007

Es que otoño

Mientras el crimen organizado avanza royendo los ladrillos de la incertidumbre, un grupo de sentimientos dialogan con la paz. Descubren nuevas formas de serle infiel el desvarío, al sueño de la cordura, al joven que nunca nace. ¿A donde iremos? A donde nadie se cansa nunca de no frenar, de no acordarse de esa mala fortuna que nos vio llorar. O acordarse y no frenar. La noche se alza en voces que la policía no oye. Y un recuerdo recurrente mea los árboles que narran las historias más absurdas, como las de que esto no puede ocurrir, las ínfimas gargantas anudadas ante la presa de la caza precaria como es la muerte. Y pensar que podrías haber sido eso que anda en el odio y no en la penuria de la nada, el olvido. Siento un mar de jaulas, las dudas se afinaron, solo dar vueltas a la manzana de la miseria, la atadura de esperar, las ganas de no dar mas giros en el pañuelo ni hacerlo girar. Sé que tu no piensas que todo es lo mismo y por eso intento no pensar que todo es lo mismo, y girando y dando vueltas me encuentro con la rosca que nos roza, el whisky sin dedicación y las palabras que nada dirán. ¿Es que ya nos perdimos? , ¿Es que es tan fácil?, ¿Es que es mejor no preguntar si nos enfermamos de mermelada o de sangre?.... el diálogo, esa infortuna forma de expresar lo que no es dialogado. Ese cambio hacia lo cambiante, esas mierdas que nada cambian, ese sistema que nada lo dice pero dialoga con nuestras penas. Mierdas, miradas de mierda que nada me dicen.

El prolegómeno a una verdad en palabras, la sinceridad de Rojas, y cuando hablo de sinceridad es para que los demás lo lean, y si quieren lo vean. Te estoy cuando no me soy. Me siento cuando no estoy siendo eso que me fui. Pero no me intimides “los pájaros que anidan en tus manos”, y “Su pluma no reconoció jamás la fatiga de sus manos”. Terrible coincidencia.

" Las cosas que me dices cuando callas,
los pájaros que anidan en tus manos,
el hueco de tu cuerpo entre las sábanas,
el tiempo que pasamos insultándonos,
el miedo a la vejez, los almanaques,
los taxis que corrían despavoridos,
la dignidad perdida en cualquier parte,
el violinista loco, los abrigos,
las lunas que he besado yo en tus ojos,
el denso olor a semen desbordado,
la historia que se mofa de nosotros,
las bragas que olvidaste en el armario,
el espacio que ocupas en mi alma,
la muñeca salvada del incendio,
la locura acechando agazapada,
la batalla diaria entre dos cuerpos,
mi habitación con su cartel de toros,
el llanto en las esquinas del olvido,
la ceniza que queda, los despojos,
el hijo que jamás hemos tenido,
el tiempo del dolor, los agujeros,
el gato que maullaba en el tejado,
el pasado ladrando como un perro,
el exilio, la dicha, los retratos,
la lluvia, el desamparo, los discursos,
los papeles que nunca nos unieron,
la redención que busco entre tus muslos,
tu nombre en la cubierta del cuaderno,
tu modo de abrigarme el corazón,
la celda que ocupaste en una cárcel,
mi barca a la deriva , mi canción,
el bramido del viento entre los árboles,
el silencio que esgrimes como un muro,
tantas cosas hermosas que se han muerto,
el tiránico imperio del absurdo,
los oscuros desvanes del deseo,
el padre que murió cuando eras niña,
el beso que se pudre en nuestros labios,
la cal de las paredes, la desidia,
la playa que habitaban los gusanos,
el naufragio de tantas certidumbres,
el derrumbe de dioses y de mitos,
la oscuridad en torno como un túnel,
la cama navegando en el vacío,
el desmoronamiento de la casa,
el sexo rescatándonos del tedio,
el grito quebrado, la madrugada,
el amor como un rito en torno al fuego,
el insomnio, la ausencia, las colillas,
el arduo aprendizaje del respeto,
las heridas que ya ni Dios nos quita,
la mierda que arrastramos sin remedio,
todo lo que nos dieron y quitaron,
los años transcurridos tan deprisa,
el pan que compartimos, las caricias,
el peso que llevamos en las manos
.”

Ya desfavorable el destino, migajas de placer. Inviernos de las sirenas. Tiempo que nunca cede un gramo de día. Llanos son los lugares en donde el comunismo cabalga sobre las lágrimas de haberte sido eso que nunca caminó nuestro mareo despavorido sin haberme hecho.