sábado, 8 de diciembre de 2007

Preparan...

Ladrón de la misa, delincuente de tus gritos. Perseguido por le opio, mi eterno rastro deja vasos en la siesta. Vagabundo sin mendigar, salados restos duermen a causa de la serotonina. Si vieses a los cardos como duermen, si vieses a las olas hacer las. Imprevistos, dudas y deudas, fotos ardiendo mas allá de un archivo, y llegando al sin embargo. Huída en busca de la música, fósforos de madera quemando el resto de la noche. Y sin embargo nada es como la quiniela, en ti los números son fugitivos de mi asedio. Acertando en los lugares, los equívocos son parte de mi juego. Pero las trompadas no buscan un freno, ni las penas su extravío. Perderse en la sombra es como amarte, sin caer en lo desconocido. Y sin embargo te propongo, derrotar el imperialismo, con más dudas de las de antes, y con más enemigos que los de ellos.

Y si pienso en Hesse no es que me droguen los recuerdos, es más bien un resabio de tus ancestros. Una de las tantas cosas que me quedan, si no hay que citar el cigarrillo, que vaga despavorido sobre la almohada de la luna. Políticas erróneas del amor, un amor que no triunfa en las elecciones pero que divaga consumido en las bahías de las cejas, tus cejas. Hacen ya la noche las guitarras, quizás una fresca planta se seque para dejarnos un almidón de peripecias que separadas serán un cero, pero que juntas serán un verso.

Ya no buscar, me dije, ya no buscar lo antedicho, ya no buscar lo posible, mejor buscar lo seguro me han dicho. Y sin embargo, una lágrima joven vale más que una pausa adolescente. Pero si todo lo que he mirado ha sido un desprolijo andar de jodidas verdades, prefiero pausa real antes que jóvenes ficciones. Te digo.