viernes, 23 de marzo de 2007

Alusión desesperada


Mezclando melancolía y calor, frío y pasión comenzaba el festín.
Exquisitos manjares eran ofrecidos para la ceremonia, elíxires eternos nos convidaban su poder y así viajábamos en el tiempo, rumbo al pasado pero con gusto de estar presentes.
Dicen por ahí, “panza llena, corazón contento”. El apetito hacía alarde de su poder, pero no conseguía siquiera asustarnos. Un hambre voraz de tanto en tanto aparecía, pero un caballero se controla. Un caballero sabe cuándo es momento para comer, sabiendo que eso nunca llegará. El caballero pretende estar de su lado, pero en realidad no acompaña a sus sentimientos. El caballero no piensa en otra cosa. El caballero estaba ahí, acompañado de admirables bellezas que invitaban al paraíso.
- ¡Que comience el festín!
- ¡Que comience el festín!
Todo se veía extraño y familiar a la vez. El tiempo seguía retrocediendo y logrando traer minutos familiares.
En la forma que te miraba, creo que era evidente. Tenía la panza vacía. Muy de prisa pensaba en comer, te estaba comunicando todo lo que pasaba. No había más que ganas de comer, te diría. No importaba nada más, solo comer, te aconsejaban por ahí.
- La cena está servida
Esperaba ver todo ese alimento ya que estaba completamente seguro de lo bien que me haría.
Hoy pienso, y me digo a mí mismo lo bien que me haría. Tenía razón, mucha razón.
Luchando contra un molino no lográs que a la piel se la lleve el viento, te diría un buen consejero. Si te ponés a pensar un rato, te das cuenta que es verdad. La cena estaba servida, pero como un caballero... ¿te quedaste con hambre?.
La luna deja ver sus fosas, su color y su brillo. Todo estaba ahí, al alcance de un paladar cualquiera. El miedo a perderte en el camino te aterraba. Así no ibas a poder entrar y claro que lo entendías. Muy lejos no podés llegar si no viajás. Ocio solo logra ocio.
No hay nada que puedas hacer. Te persigue la loca idea de empezar a comer en ese momento. Esperás olvidarte de todo, dejando atrás todo rastro de decencia y buenos modales. Siempre recordarás el momento en que, arruinarías el festín.
- Dentro de un rato traigo más comida.
Y así fue, nomás. Los dientes comenzaban a castañear mientras la bandeja bajaba. Cada vez más hambriento y feroz, vas a perder el control.
Como un eunuco mirando la belleza inalcanzable, así te tenés que quedar. Por el resto de tu vida, claro. No habrá momento que se te ocurra quizás tomar una porción. Por más pequeña que sea, el coraje no te va a guiar.
En esos momentos, el estado ya es enfermizo. Se mezcla la psicodelia del aire con los ricos aromas de la mesa.
En algún momento elegiste ese camino y no pretendas volver, NO TE SALE.
La cena estaba ahí, y como me daba cuenta que no podía, me quedé mirando la nueva sensación. Me quedé mirando la aparición de tan extrañada emoción. Me quedé mirándola.
Me quedo con muchísimo hambre, así puedo comer más. Me pierdo en mis pensamientos, sabiendo que hasta ahí llegaré.
La cena estaba servida y no podía comer, solo te llevarías una gran sorpresa. Mucha comida y nadie que la coma, ni siquiera vos mismo.
Así y solo así, te quedás en tu lugar. Mirando y oyendo todo.
¿A gusto?, seguramente que no. Pero por lo menos podes mirar, ver y escuchar. No hay nada que no se pueda hacer, todo se vende en algún lado.
Escucho, siento y veo lo lejos que estoy del infierno. Falta un buen trecho aún, para querer llegar al paraíso.
Segúramente te pierdas y no llegues, pero al menos ya sabés lo que es el infierno. Podés volver a acosumbrarte a la ausencia del paraíso.
Mejor dejo la cena servida y me voy.
- Eso se ve riquísimo

martes, 6 de marzo de 2007

Irreflexiones cuánticas de un zorro


Dictadura del gusto.
Regusto de canalla.
y torrejas con el guiso de tu pensamiento.

Arte negro y culinario.
Mierda en el bidé.
Culo y urinario.
Estectica de la deserción del poeta contra-natura.

Scat(o)Logico del camposanto urbano:
Cada edificio una lápida, cada coche una pecera, cada cartel una viñeta histérica de braille sin relieve, sonrisa a puñalada, cada mirada una intifada.
Hunos()Hotros.
un insulto insulso una bendición
cada-palabra-un-color-en-un-cuadrado-en-un-cubo-que-gira-que-da-vuelta

Cuerdas grises sobre el malabarista flojo,
acrobacia en el bazar de la humedad,
en la escuela del calor.

Sopa de beats, escafrandra para las ovejas.
Rio entre paredes, hilitos de baba para las ovejas.
Pluma escandinava, arroró salvaje para las ovejas.
Flauta con chuker, pañuelos con sopa para las ovejas

Sobre la crin de la bocacalle esperanto dormía y escribía:
"Menta decirlo hermano mio, la lutko estas perdita"