miércoles, 7 de enero de 2009

Las cenizas se las lleva el viento


Después de todo, la paciencia, y antes de todo, la paciencia. Mientras tanto la acción efervescente de besos malhabidos. Como siempre, caídos del cielo, caídos del mapa. En la frontera entre tu abismo y mi sangre habitan vendedores ambulantes de la realidad. Estoy condenado a sentir. Estoy condenado a ver, a oir, al tacto de la piel, al gusto de los pechos sudorosos que aprisiono tiernamente entre mis falanges y la lengua, buscando, tal vez, una miel perdida. Entre tus huesos flacos, y la carne que tirita de fiebre lunar. Y la risa que te mueve todo el cuerpo. Entre la mentalidad biológica o la inconsciencia sobrenatural hay un error de verbo. "En vez de encontrar hay que crear" me dijo un amigo. Y que hago yo con esta pared tan blanca...