viernes, 29 de octubre de 2010

Todo hace


Ruidos por doquier.
Ruidos que delatan que algo está pasando, que algo está sonando y algo está siendo activado.
Ruidos de cuatro hielos que chocan mientras estiro mi espalda y suena una sinfonía percutiva de agua dura y huesos que friccionan.
Sonidos, ruidos. La música natural es un ruido articulado por lo oído y la mente.
Ruidos de roídos, viento en la persiana, me muevo de la silla y hago otra vez...
Ruido. De motores lejanos que se conducen en la madrugada. Alguien quiere que su motor suene fuerte para hacerle saber a los demás de su existencia. Es su estrategia.
Ruidos ruidosos y ruidos silenciosos. ¡No hagas ruido! El ruido se hace a si mismo.
El ruido se inventa cuando me rasco la cabeza y siento los dedos que hacen ruido sobre mi cuero cabelludo.
Ruidos reídos, estentóreos.
Hace ruido el viento, la heladera al abrir y cerrar,
estas teclas, el tabaco que se quema, el vaso al apoyarse,
ruido es mi bufido, Y hacen ruido las banderas que se caen,
y el grillo aunque no quiera.
Hace ruido al dibujar el lápiz, y la tijera cuando cumple su función,
¿y qué de ese hermoso ruido del vidrio al romperse?
No nos olvidemos del ruido que se disfraza de murmullo.
De esos dos agitados en la cama que dan envidia a los vecinos.
Y el ruido que se disfraza de tempo en un reloj que nos desvela.
El ruido que todo el tiempo nos acompaña.
El ruido que nos hace parecer que algo, finalmente, está sonando.

viernes, 18 de junio de 2010

Caligramática

Para arriba, para abajo, por los costados. Por cualquier lugar donde encuentres un sentido...

miércoles, 16 de junio de 2010

Thelema


Yo estoy solo, no hay dios donde yo soy

Horus se ha olvidado de nosotros

porque Horus nos ama

Nuestra danza de balas hambrientas

viajando al este

en la carroza de la mujer de muslos fríos

Voraz reflejo escarlata

hacia el pantanoso ruido

de Ekaterimburgo

Ciudad:

flor carnívora creciendo desde el asfalto.

miércoles, 24 de marzo de 2010

(Auto)psia exquisita

La autopsia exquisita no es más que otra forma de jugar un juego, el cadáver exquisito. Solo que ésta vez seremos los forenses de nuestros propios muertos (los escritos, los poemas, lo que sea) para así reconstruir las escenas del crimen literario.



No somos mecenas del suelo, pero besamos su arte al caer hermosamente
Tampoco podemos quejarnos del tiempo, ese pobre molino que nada nos ha hecho, mas que amenazarnos.
En algunos momentos pienso que la causa sea creer que todavía estas ahí.
Y que cuando sus calmas simuladas rompieron el lazo, una intifada al corazón los peinó de piedras
¡Si quedé crucificado en la cordillera de su espalda!
¡Y el eco se ríe de aquel miedo!
¿Te perfumo?


Soy la suerte infantil colgando del móvil de metal.
Ninguno supo cual era el plagio
La lista de nervios acomoda miedo, risa purgada y calesitas en un blister.

Y una caricia sube hasta el bolsillo de su piel,
es la invención del misterio,
la acrobacia en el bazar de la humedad.

En este circo otoñal, una dama en la escena
enseña desengaños que cuelgan, silencios que suenan.
Me separé del mundo en un suspiro, en un aliento.
me uní al circulo hermético de obstetras con pinturitas nuevas


Las palabras deben remojarse en el aliño a base de alcohol,
y pasear por la destrucción del suburbio
Tranquilo. Seguí caminando. Que no te gane el ruido.
Mientras más se acerca la luz, mas grande se hace tu sombra.
Y en la infinitud radique tal vez una cuota de su encanto.

Entre tus huesos flacos, y la carne que tirita de fiebre lunar.
Aprendí de la nada
y que el placer que causa dolor será mi mejor castigo, dios intermitente.
Pero tal vez no hay nadie allí,
pintando olores en el lienzo,
Aun así puedo sentir como un leve sismo la callada melancolía de tu boca.
Ese ritmo es un violador serial.

Yo también tengo algunas ideas. Varían según el miedo.
igual, mi esperanza está en Siberia.
Allí, alguien ha pegado migas de galleta en el techo que simulan ser estrellas,
de fondo el cielo, con sus luces parpadeantes.

Hoy río sin saber porqué,
en la esquina de tu escote.
Siento que puedo batir la meta y ganar,
por un momento ganar.
Sigo pensando que la libertad cuesta un tropiezo.
y que la experiencia hoy la consumimos a granel.

Lo sé, muchas veces, esta poesía es solo una denuncia onanista
Pero hay esqueletos de hielo, que se deshacen en este alcohol,
que es para mí el ícono del caos.

Elegir, esa es la cuestión,
yo creo abriré la puerta para ir a jugar
a ser tu puta del rocanrol.

Porque hay una canción para cada mes del año,
y ahora no sé que hago con tanto barro,
quiero a veces comprender mas allá del yo

viernes, 12 de marzo de 2010

Para Armar Una Lengua Ontológica


A veces hay una frase que te hace entenderlo todo,
pero todo de una vez
y a veces, después de semejante bocado de realidad,
hay una vuelta al misterio.

Otras veces, su caminar linguistico
es ritmo un bebop jugando al equilibrista en un pentagrama,
otras veces es un vé vó que te devuelve a la cañada

A veces es una cárcel de las neuronas,
y a veces es comprender mas allá del yo

Porque en la rutina del vicio entendí que cuesta comenzar a terminar,
y encontrar la llave que abre la puerta de la lógica y de la locura.

A veces lo observo a través de sus letras,
y veo a un gato agazapado en el techo,
observando, mirando...
buscando a una presa,
pero no para comerla,
solo para saciar su ira gourmet

Otra veces es una cubetera de hielo desdentada
difícil de llenar el espacio vacío de agua sabiendo que se mojarán los hielos.
Un boleto de ida y vuelta del porqué

A veces es como un olor a rincón repleto de esos hombres tristes,
es un olor a ojalá,
una fragancia de hasta cuando

Porque la bijouterie de la poesía y el pirata de la prosa
nos desnudan una pregunta:
¿estamos cuerdamente locos?

miércoles, 3 de marzo de 2010


En la cavidad del corazón,
situado dentro del cuerpo
vive un no-nacido eterno
Nadando en la cueva latiente,
ciego y viejo como la saeta
que supo quemarse los ojos
rondando las bibliotecas
y los libros de la arena

sábado, 13 de febrero de 2010

Silencia





Es como una resaca de asfalto, un tedio inimaginable de imágenes repetidas y negras que aíslan el mundo y lo saborean hasta el palito. Te lo dije antes de ir, después de haber ido, no se puede venir. Escasea la simplicidad, empieza el ojo a tener lagañas de smog y venas  moradas que se ramifican en la blancura de la pared inquebrantable, ese vidrio macizo que impide ver  la ficción -porque vamos al caso de que ya nadie puede  negar la realidad-,  esa pelea eterna entre lo que es y lo que se ve.

La objetable capacidad de cerrar las puertas junto a la incertidumbre de ver los mitos paseando por esa habitación tan cuidada de globos y amor paterno esmerilan los ventanales de una penumbra que aguarda dentro del llanto el momento propicio para  fragmentar el secreto. Solo saber la dualidad de las esferas primigenias y sucumbir a los grabados designios del misterio, con algo de lógica y con mucho de suerte, hace abrir esa cáscara podrida de donde se auspician las futuras tempestades. A favor la ingenuidad y la siniestra cara de la locura, enfrente la verdad roída por el tiempo y las conjeturas de quien es más bello. Cómo si eso tuviera asidero en el concepto de libertad, cómo si elegir lo más bello fuera elegir bien, como si elegir bien fuera auténtico de la inexperiencia, como si ser libre fuera el primer paso hacia el encierro.

Esa búsqueda eterna del mejor, esa apatía por la simplicidad, ese sabor amargo de la noche  sin el susurro  del vándalo despierto que  intenta  definir incansablemente  sin pedir nada a cambio. Esa loable lucha para que un ideal escénico y simétrico y estético que se presenta como rutina haga un ruido tal al despedazarse que aturda la conciencia.
Inconscientemente sin parámetros  y sin horarios vaga eternamente por un teléfono viejo, dibuja la secuencia de la combinación que abrirá el caos, esperando el estruendo de un gemido absoluto. Llueve, es tan pesada la piel cuando se llena de porquería que la lluvia por más inoportuna y turbia que exista sencillamente  ahoga y enjuaga.

lunes, 8 de febrero de 2010


El sonido de Nuremberg retumbando en la noche.
La gran máscara mortuoria de la simetría humana,
un grito débil entre los niños circulando en la energía
bajando en manadas hacia el río, sacudiéndose de sus cuerpos el barro
de la divinidad.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sonidos de Ekaterimburgo

Con la piel brillante de extrañas criaturas muertas al sol, comienzan las ceremonias de

la sal. Oscuras plumas se deslizan en el viento, cuando el amanecer se bebe la luna roja

de un solo trago.

La sangre recorre los istmos del sexo. Una prisión cálida se eleva desde las sabanas.

¿Cuando llegará nuestro tiempo, el tiempo de las serpientes emplumadas? ¿Cuando será

el tiempo de la lluvia en la frontera?

Aguacero de verano, líquido frío y gris sobre la ciudad, barro e incienso. El delta de

la vida fotocopiada inunda la dorada tierra del trigo. Las tropas de la esperanza roja

se apantanan y viajamos lejos, a la estepa para visitar al Zar.

Tormenta

Trueno

y fiebre.

La casta de hombres santos nos deleita más que los aburridos profesores del cinto del

caos y que los proleprofetas. Su miedo al reloj les impide perder los pantalones y se babean

con tronos herrumbrados. Su poder sería solo una nueva broma, la del incestuoso reino

de la masturbación vegetal.

Canciones en el borde lluvia.

Remedios para la peste, terrores que escapan a nuestras uñas.

¿Cuando será nuestra hora?,

la de las oscuras plumas y del sueño de los ofidios.

jueves, 4 de febrero de 2010

Asustarse es un orgasmo sin tacto

el tantra de las presas

Tira un millón de dólares en el centro de la ciudad

pero cierra los negocios:

Tendrás una bestia enjaulada en las plazas

y en las fuentes habrá un perfume a muerte subiendo

en las narices de los miles que esperan

para comprar golosinas,

zapatos,

papel,

perdones

estatuas e incluso dinero.

Dinero

para comprar dinero,

plumas y un amasijo de colores

danzando entre ríos de sangre.

Dios es ateo,

los billetes lo saben.

lunes, 25 de enero de 2010

Pregunta

-¿Realmente podías disfrutarlo?

Respuesta

- ¿Que querés que te diga? Era la tierra prometida... Y no hay nada mas hermoso que te prometan tierra...
Pero claro, luego vino el agua hermano. Y ahora no sé que hago con tanto barro.

jueves, 7 de enero de 2010

Obertura (proximo libro)


Tengo la boca llena de sangre, sangre de las palabras que se mueren al chocar contra los dientes. Y los dedos de la mano están lastimados, sucios, infectados de tiempo, de arena. Solo tengo la capacidad de denunciar al gran general, a la bota de la biología del circo. Burlarme de la broma urdida por el simio que destrabó su mandíbula y permitió que brotaran de su frente arrojadiza viajes al espacio y pozos de petróleo. La caza y la guerra.
Tengo mi boca llena de sangre y lo único que puedo hacer es manchar un poco el río que pasa cristalino a los pies de la ciudad enana.