Por consiguiente, declaro ante el tribunal marcial, mi rendición indeclinable.
En un tiempo no muy remoto, comenzaba la guerra entre mis sentidos comunes (y no tanto) y lo absolutamente inevitable de este mundo. Por si Ud., su señoría, no lograse comprender mis fundamentos, me refiero puntualmente al paso del tiempo y al deterioro de las ideas.
El reloj no siempre acompaña nuestro tiempo, decía un iniciado guerrero.
La situación era insostenible:
Belleza,
calor,pasión,
ilusión,
fuego,
paranoia,
paz,
éxtasis,
placer,
miedo,
deleite,
desolación,
congoja,
seducción,
plenitud,
vacío,
complemento,
suplemento,
devoción,
sabor,
fricción,
explosión,
desgaste
y añoro
Esta batalla desatada, no tiene a mi persona como vencedor. Es inútil luchar, contra lo imposible.
He caído en las garras de la bestia sin nombre, atrapado en sus fauces candentes. Su ferocidad abraza y comprime fuertemente toda mi humanidad.
Imposibilitado de continuar con mi combate, depongo mis armas y quedo a la espera de su acto más salvaje.
¡Piedad!.