Rompiendo los bares llenos de historia, comprendiendo el venir de las sorpresas y el ir de las epopeyas que suceden en el templo del temor cuando me miras... destruyendo, creando nuevas perspectivas y sanando las viejas heridas del futuro...
Qué pensar con este cielo gris de noche sin niebla y unas pocas ramas templadas temblando de otoño y desnudas sobre la ventana de la locura. Olvidarme de aquella revolución y de los confines oscuros de las nuevas sublevaciones que apean tus rojas pestañas uniéndolas en el secreto de la noche, que en unos momentos será música y se encontrará con el amanecer como sospechoso del asesinato de tus sueños. Cómo pensar en la calle, cómo sentir en este lugar tan ciego de estrellas rotas y cómo darse cuenta que el taxi te lleva hasta mi casa recién cuando me he mudado y salgo a buscar cigarrillos en una ciudad que permite los alejamientos, las ausencias y las tristezas de Paris sin ser Paris, y con un boceto del mundo desprotegido y lleno de puentes que no comunican lugares sino primeras impresiones del deseo.
Todavía no llueve... no llueve como debería... quizás me empape... y tal vez me esconda en el rincón donde tu no llores.... llorando...
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