jueves, 16 de marzo de 2006

Planos

El taxi se detuvo sin más señas que una bocanada de humo que expelió mi deseo de que no te fueras... simplemente perdido entre tantos dientes y voces de cuna, miré como un sector de mi plano arquitectónico se llevaba el placer a la penitencia de la lujuria, con castigos y lamentos inútiles. Pensé que tal vez Francia, Paris y la Sorbona se quemaban emanando el perfume que incita a cambiar la demencia lógica de los pueblos quietos. Pero no, o tal vez si, pero de otra forma. Consuelo de la ausencia ha quedado el mensaje estampado en los libros íntimos de mi inconstante sentir perdido. Deportivo la Coruña fuera de la final, miles de costumbres fuera de la guerra del amor, muertos los que combaten y vivos los que cuentan sus aventuras mentirosas. Y el taxi partió sin que perjudicara mi impresión del momento, y con esas luces blancas y sus colores amarillos se fue la eterna dialéctica del tenerte, la dualidad de la presencia y las palabras limpias y abrasadoras de tu istmo fáustico.

Rompiendo los bares llenos de historia, comprendiendo el venir de las sorpresas y el ir de las epopeyas que suceden en el templo del temor cuando me miras... destruyendo, creando nuevas perspectivas y sanando las viejas heridas del futuro...

Qué pensar con este cielo gris de noche sin niebla y unas pocas ramas templadas temblando de otoño y desnudas sobre la ventana de la locura. Olvidarme de aquella revolución y de los confines oscuros de las nuevas sublevaciones que apean tus rojas pestañas uniéndolas en el secreto de la noche, que en unos momentos será música y se encontrará con el amanecer como sospechoso del asesinato de tus sueños. Cómo pensar en la calle, cómo sentir en este lugar tan ciego de estrellas rotas y cómo darse cuenta que el taxi te lleva hasta mi casa recién cuando me he mudado y salgo a buscar cigarrillos en una ciudad que permite los alejamientos, las ausencias y las tristezas de Paris sin ser Paris, y con un boceto del mundo desprotegido y lleno de puentes que no comunican lugares sino primeras impresiones del deseo.

Todavía no llueve... no llueve como debería... quizás me empape... y tal vez me esconda en el rincón donde tu no llores.... llorando...

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