miércoles, 5 de abril de 2006

Aquiescencia para el silencio

A Plutón le dije, tan distante y frío, que nada interesante existía.
¡Y el eco me dijo que era yo el que no interesaba!

Con Saturno, cuidándome de sus anillos, le dije que nada importaba.
¡Pero el que no importaba era yo, me dijo el eco!

Júpiter, pequeño rey mago, dios orondo de los bulevares que me iluminó una noche, inspiró el gozo y el delirio en mis palabras.
¡Pero mi voz es tan horrible, tan tosca, que no soporté el eco!

Hace tanto tiempo que dije a Mercurio cosas tan temblorosas...
Quedé debiéndole un viaje a Neptuno. No voy a recordárselo.
¡Es un eco de cornisa, es el viento!

Y mi hermosa Venus, diosa verdosa de blusa hasta los hombros y pelo mal teñido ¡nunca te dije nada aún!
¡Y el eco se ríe de este miedo!
¡Se ríe, se ríe! Y festejando grita: ¡Ha vencido tu licencia de cortejo!


3 comentarios:

Paulo dijo...

Sublime, encantador...

Tiempos de miedo con miedo al tiempo...
nolodejespasar... pasará pasará pero la última quedará....

Abrazo Grande...

Polen dijo...

un asesino sin balas, un martin pescador sin redes... jeje.

Sirenita dijo...

bueno, si, no puedo... has adquirido un vale para un próximo comentario...
De vez en cuando las latencias en cenizas aunque ya no no pertenecen surcan mares, tiempos y océanos, ellas solas se toman su tiempo...