sábado, 30 de agosto de 2008

He regresado,
como un profeta que vuelve de la montaña
garabateando entre sus dedos un exilio demasiado pronunciado.

martes, 12 de agosto de 2008

Tiempo perdido

Y el espacio entre tu corazón y tu alma,
ilumina el hambriento destino de la fe.
Tiempo perdido, querida
(no podemos correr sin sabiduría)
bajo la sombra de un hombre
los árboles están invadiendo las escaleras.

Desnudo y llorando surgió el hombre
de la caverna uterina.
Una habitación amueblada con preguntas.
Pierdes el tiempo.
Las lágrimas son arroyo entre tus pechos,
surcan la piel hasta lago de tu ombligo.

Se hacen trizas los relojes
bajo el martillo de los herreros.
En el yunque las agujas piden clemencia.
Tiempo perdido, querida amiga.
Mientras más se acerca la luz
mas grande se hace tu sombra.

lunes, 4 de agosto de 2008

POEME.URGENTA (revisitado)

*Esto es una versión del escrito POEME.URGENTA, solo que agregándole lo que pensaba cuando lo escribía, y las cosas que pasaron durante el recorrido. Una especie de "making off"


Saliste a caminar porque el horóscopo decía que hoy vivirías aventuras nuevas. Así que agarraste tus ojos, tu cuaderno, tu lapicera, tus piernas y zarpaste de la plaza San Martín, rumbo al norte, a la una y media de la mañana. Vas a hacer una “road movie”. Un “road poem” Vas caminando y vas escribiendo. Levantás la vista al cielo y está nublado. ¿Como hace el cosmos para afectarte si está nublado? Como puede guiar tu vida una estrella si tiene que pasar por semejantes cumulus nimbus. A lo mejor el horóscopo es mentira, a lo mejor te han engañado. Pero que le vas a hacer, ya estás acá. A lo mejor las estrellas se culean a las nubes, hacen ¡zacate! y te mandan a guardar el destino. El influjo de los astros pasa a través de las nubes con una inyección sodómica,

A veces hablas con vos mismo, a veces lo hacés en primera persona y otras veces en tercera persona, pero nunca me pongo a pensarlo. Siempre algo te distrae. Por cierto, nunca habías visto tantos linyeras en la plaza, y tal vez sea porque nunca pasás por la plaza. Algunos duermen abajo del techo del cabildo, otros están sentados mirando la nada, o tal vez pescando en un estanque imaginario. Hay dos que están agachados rascando el piso. Alzan las colillas de los cigarros usados, o monedas o tal vez están dibujando una rayuela. Yo paso fumando un pucho, voy preparando la etiqueta para convidar. Pero ni se molestan en verme. No se porque, pero pasar desapercibido tan olímpicamente me molesta. (...) mientras, los linyeras pastan como palomas el suelo de la plaza.

Te encantaría quedarte y ponerte a charlar, como esa noche después de año nuevo, con el Nacho, cuando le pagaban los vinos a “Harry El Sucio”, el linyera, y el contaba historias de amores, y del tráfico de opio en China. Era como tener tu propia rockola de cuentos.

Pero no tengo tiempo, tengo que caminar, tengo que escribir. Soy un japonés con maquina de fotos, no puedo pararme a mirar. No tengo tiempo para tener todo el tiempo del mundo. Lo observaré después, en el álbum donde se juntan mis tragedias hechas de tinta y viejos árboles muertos que hoy son papel. Este cuaderno donde escribo estas diapositivas nocturnas. Y luego me lamentaré, me lamentaré de no sentirlo con todos los sentidos, de no sentirlo en carne propia. De no dejarme inyectar la aguja hipodérmica de este escalofrío mental. Por eso camino deprisa, y pienso. Pero cuando pienso no soy. O soy, pero camino muy rápido y antes de que me dé cuenta ya llegué a la avenida Colón. Y la avenida Colón me hace acordar al olor del café. ¿Como se llamaba ese bar donde te estafaron el otro día? Era algo de guerra. Era horrible, feo con ganas, pero con sillas mullidas. Guerra. Guerra. ¿La primera o la segunda? La segunda, obvio. En la primera eras muy chico todavía, lo único que te acordás te lo contó tu tataranieto, el Jonathan. Guerra. Guerra. No, Juan Luís, no. ¿Como se llamaba la banda de Juan Luís Guerra? La 440. Como el LA. Ahí vibra el LA, en esa frecuencia… …1320. Una vez sacaste la cuenta y el disco de Spinetta y Fito Páez te daba mil trescientos veinte. LA LA LA era igual a mil trescientos veinte. Pero no lo jugaste. Y tampoco te enteraste si salió sorteado.

No te gusta la quiniela, pero cada tanto pensás en ella. Y muy de vez en cuando le metés unas fichas y pensás que te puede salvar. Como hacías con... Hace cuanto que no la ves. Se habrá vuelto al pueblo, seguro. Saldrá con un taxista. Era quiniela ilegal, clandestina. Prohibidísima. Un punto de fuga en el azar del sexo. Nadie te vio. Ruleta que no ve, croupier que no siente. Y pensar que ahora solo jugás al prode del descenso.

Ahí está el bar, se llama “Bunker”. Pero el que vos decís no es ese. El que vos decís se llama “Bonjour”, y como estás estudiando francés te parece más chic tomarte un petit-déjeuner. Pero bonjour está au revoir. Bonjour café cerrado, huye al bunker por los poros.

Seguí caminando, no te detengas. Se te fue la inspiración. Pero no, esperá que ahí viene. Viene en forma de mujer pelada. Bueno, con el pelo cortado por la cero. De esas punkies que se meten a estudiar letras y terminan medio hippies posmodernas, esas que escuchan música electrónica porque conocieron un tipo que es dj de la vanguardia de barrio Güemes, comen brownies locos, y hacen la dieta del Sai Baba de San Marcos Sierras. Eso! Si! ¿Por qué no escribís eso? Porque hay algo mejor cuando la ves de cerca.
Tiene los ojos duros, fijos. Hermosamente brillosos. Tiene una carita hermosamente drogada. Y murmura. Parece rezar a un dios que camina a su lado. Le ruega que la saque de su panic attack. Pasa como una locomotora a tu lado.
Sevensevenseven susojos. Tartatatata.mudean en un
traqueteo de tren, de viento maquinal sobre los durmientes.
(trac-trac)
susojos, susojos, piedras chocándose bajo el río.

Mientras va pasando lees esos ojos claros que no te miran. Entendés el código morse de su pestañear:
Le dice:
“La moda depura sus filas al crecer. Vanguardia crea vanguardia hasta el infinito, hasta el cansancio, hasta el consumo, hasta el naufragio. Sujentanse a sus restos las nuevas pulgas náufragas.

No sé porque, pero pensás en los sensorialistas y su ingenuo intento de vanguardia, que es como querer resucitar un muerto. El zombie cósmico de Lázaro. Al menos lo intentan. Llegás a la esquina emblemática, la grandiosa Colón y General Paz, que no te inspira un carajo, y nunca te lo inspiro. Es más fea que un culo. Y encima doblas por General Paz, ya sabés que vas al Abasto. Hay más gente. No es lo mismo escribir con tanta gente alrededor. Te dá vergüencita. Seguí caminando y prendéte un pucho. ¿No se te ocurre más nada? Seasen un miasma soco imán. ¿Qué? Eso, Seasen un miasma soco imán. ¿Qué significa? No sé, me vino a la mente, así a bolapie. Bueno escribilo, que más da. Ya estamos llegando al río. Doblá la esquina y están los boliches. Ahí, mirá, mirá. En la baranda del puente. El tipo ese está como llorando, y la otra lo quiere hacer bailar, y ahí cruzando la calle esos tipos se quieren afanar el letrero, ¿Qué música es esa? Es un tema de La Mona. Algunos sufren, alguna disfrute, unos pocos lloran mordiendo el cartel. Su nombre artístico es Luuuuiiiisss”


No se puede escribir así. No tengo tanta rapidez. Pasan demasiadas cosas. ¿Y donde mierda me metí? ¡Ay papá! que caritas… y no cáritas de las frazadas. Un poco áspera esta zona. Eso… dale nomás. Si, eso que pensás ahora… eso. Eso es “prejuicio de clase” ¿sabés? La primera vez que escuchaste “prejuicio de clase” estaban hablando de Borges, y de que al viejo no le gustaba el fútbol porque tenía “prejuicios de clase”. Y ahora cada vez que alguien cita a Borges vos decís “prejuicio de clase”. El viejo era un cheto que decía que había sido anarquista de pendejo. Y vos salís a escribir caminando con un cuadernito. Y el viejo era ciego y desde un sillón te caga a palos. Comete un chicle. La lista de nervios le acomoda miedo, risa purgada y calesitas en un blister.

Tranquilo. Seguí caminando. Que no te gane el ruido. Concentrate en la película. ¿Que dice el guión?
Un morocho le grita “Maaamita” a una gringa que parte la tierra, y le tira un beso al aire que pega en el palo y se va al corner. Boquitas a granel, suecas esmirriadas curten onomatopeyas de besos.
Está bien, escribí. Que más hay…?
Esa chica ahí al costado del río ¿esta borracha o está muerta? No sé, creo que está borracha, las amigas no están mucho mejor que ella. Y la sirena yace boca arriba sobre el nivel del mar.


Sigamos, ya estamos cerca de Pamplona. No escribas nada hasta que lleguemos. Llegamos. ¿Que haces? Voy al baño. Cuidado con la escalera. Alguien saco todo lo que tenía en su interior y lo dejó como recuerdo. Mirá, si hasta el desayuno de esta mañana está ahí. ¿Eso es un pedazo de medialuna, no? Pisa el vómito. La escalera resbala un poco.
Son por lejos los peores baños en los que podes mear. Uno de los meaderos esta enclavado bajo lo que parece ser una escalera. Encorvado, haciendo malabares y cuando salta la cadena te moja hasta el upite. Y tus vecinos de mingitorio se están metiendo merca hasta las cejas. A vos te tienta pedir un pase, la pelota está envenenada. Viene muy jugada. Pero no viniste a eso. No vinimos. ¿Quiénes vinimos? Vos y yo, yo y yo. Vos y vos. No entiendo. ¿Quién carajo sos?
¿Terminaste de mear? Andá, sentate en tu lugar de siempre y pedile una birra a Fabián. Una para mi y otra para mi. ¿No será mucho? ¿Que te quedó de la travesía? Dale, terminá lo que empezaste. Piensa todoesto.
La sueca, paseo urgente y una colección de frases bonitas.

Ahora si querido, cerrá el cuadernito. Ya no queda nada que escribir. Estamos vos y yo. Prepará el estomago. Esta noche vamos a hablar largo y tendido