miércoles, 14 de octubre de 2009






La ciudad entera fornicando en las afueras. Sudor y esperma sobre el celuloide. Pocos recuerdan que el cine es la llama que consumirá al mundo. Nuestra guerrilla ocular dará el golpe. Nosotros conocemos el teorema de la descomposición, sabemos de los relojes que existen dentro de cada naranja. Hay una belleza sorda en las ruinas de la ciudad que decide el orden del orbe.
Ciudad en llamas y humo, subiendo como dedos al hacia el sol, como espermatozoides hacia el espacio, fecundando nuevas serpientes. Todo es un tallo que lleva en si la pomposa gema del génesis y el film de su fin.

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