viernes, 9 de octubre de 2009



Las veo ladrándole a la noche en parques gastados, llevando sus libros y panfletos bajo el brazo. Su mirada tiene la convicción de lo inevitable. Las veo hermosas, de acero, como robots de la esperanza, llevando a cabo en sus sueños
el sueño justo, la libertad de un comité central. Creyendo que en el fondo del camino están los niños riendo felices.
Las veo boicoteando el destino de esta eterna carcajada, saltando en un folleto cinco casilleros de este soberbio juego negro.
No voy a negar que es un buen maquillaje…

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