lunes, 19 de diciembre de 2005

Sobre la lluvia de hace un rato...

Entender como mira el perro cuando llueve no tiene antecedentes claros.
Vos, Chiquita, que te acordaste de mí en este momento en que la lluvia se ha marchado, me hace pensar en tu partida, fugaz y dejando muchas gotas en la ventana. Pegadas sobre unos recuerdos secos y desérticos, que había pensado que eran inconciencias. Tu Jazz Italiano y tus voces cantando los dibujos de las fotografías, tu maldad que me produce alegría, y los conjuros que no llegan. Paris te extraña sin que se abalancen las gotas repartidas de los libros sobre tus hombros. España te desea, Barcelona será quizás tu próxima aventura.
Pero no nos olvidemos, Princesita, de tus mentiras y de las verdades que nos han abrazado. Parece que nunca nos hemos visto, y sin querer la verdad de nuestros mundos perpendiculares nos persiguen. Es que no nos conocemos, es que la lluvia nos hace olvidar que no nos amamos.
Pero, sin más luz entrando por la puerta entornada, unas palabras que no estarán nunca de más...

Como la copa rompiéndose en el suelo,
somos miles de pedacitos que no contienen ya el elixir,
Y si hubieramos pretendido no tener miedo,
quizás nuestro encuentro habría sido un recuerdo...

Solo que no espero nada de tu boca,
ni mucho menos de tu regreso....


Entonces aquí espero, muy pacientemente que no vuelvas, y con unas palabras que no son mías te indago sin tenerte:
"Ya no te amo, mi amor"...

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